Ley de Humedales Urbanos: Protege a las Personas, las Comunidades y los Ecosistemas

30 agosto, 2022
humedales

La Ley de Humedales Urbanos, en poco más de dos años de vigencia, ha permitido proteger 83 humedales en 56 ciudades de Chile.

Por Sonia Reyes Packe, Seremi del Medio Ambiente RM.

La Ley define a los humedales urbanos como “todas aquellas extensiones de marismas, pantanos y turberas, o superficies cubiertas de aguas, sean éstas de régimen natural o artificial, permanentes o temporales, estancadas o corrientes, dulces, salobres o saladas, incluidas las extensiones de agua marina, cuya profundidad en marea baja no exceda los seis metros y que se encuentren total o parcialmente dentro del límite urbano”.

El objetivo central de la Ley es la protección de estos ecosistemas porque cumplen múltiples funciones sociales y ecológicas, cada vez más relevantes en el contexto de la crisis climática que estamos viviendo globalmente. Los humedales juegan un rol crucial en el ciclo hidrológico, facilitan la infiltración de aguas superficiales hacia las napas subterráneas, son reservas de agua para las épocas secas, son hábitat de una gran diversidad de especies y sostienen actividades agrícolas incluso en medio del desierto de Atacama, que es el más árido del mundo.

Una característica de nuestro país es que los humedales están presentes en casi todas las ciudades, ya sea asociados a ríos, lagos, lagunas o al borde costero, o bien se originan en acumulaciones de aguas lluvia, en afloramientos de aguas subterráneas, o en las inundaciones diarias producto de los cambios de marea.  Sin embargo, en la historia de nuestras ciudades con mucha frecuencia los humedales han sido rellenados para construir viviendas o infraestructuras en los terrenos resultantes y, lamentablemente, en muchos casos se les ha utilizado como depósitos ilegales de escombros y residuos, transformándose en espacios insalubres y peligrosos.

Con el objetivo de cambiar radicalmente estas prácticas, la Ley de Humedales Urbanos contempla herramientas para proteger estos valiosos ecosistemas. A la fecha, se ha decretado la protección de 83 humedales en 56 comunas del país, lo que ha permitido recuperar espacios deteriorados, mejorando notablemente el paisaje urbano.

Mucho se ha destacado la importancia de la protección de los humedales para la biodiversidad y los ecosistemas, pero se ha ignorado otra dimensión muy valiosa: la delimitación de los humedales urbanos también protege a las personas, porque evita que se urbanicen y se construyan viviendas sobre ellos, a pesar de que no son suelos aptos para ello. Hay un extenso registro de urbanizaciones construidas sobre humedales rellenados, que se inundan recurrentemente, cada invierno, producto del afloramiento de las napas, la acumulación de aguas lluvias, o de ríos que retoman su cauce ocupando un humedal que parecía seco.

Es el caso de la población San Pedro en Valdivia, cuyos habitantes denuncian hongos en el piso, en las paredes, y malos olores, caso que está siendo investigado por el Tercer Tribunal Ambiental[1].  Otra situación similar se vive en Temuco, en las cercanías del Humedal Lomas de Labranza Alto- camino Mollulco, donde se construyeron las viviendas sociales del proyecto Lomas de Labranza. Los vecinos de las tres etapas del proyecto denuncian que casi el 50% de las casas hoy registran humedad en paredes y pisos[2]..

Pero no solo la humedad puede afectar a las viviendas construidas sobre humedales, tras el terremoto del año 2010 que afectó desde la zona central al sur de Chile, varias viviendas sufrieron daños en sus estructuras, como fue en la Villa San Andrés de Temuco. Una investigación realizada por Sernageomin[3] señala que la deformación de un terreno tras un sismo, ocurre por la mala calidad geotécnica del suelo, es decir, suelos arenosos finos, arcillosos y/o limosos que tienen un nivel freático cercano a la superficie, principalmente en los depósitos de antiguos deltas, en bordes de ríos, esteros y lagunas, y en humedales y vegas. En este caso, la villa fue construida el año 2002 sobre el Humedal Vegas de Chivilcán, que fue rellenado artificialmente para el levantamiento de las construcciones.

Pero esto no ocurre solamente en poblaciones de vivienda social: el conjunto de edificios Costanera del Mar, de Los Molles, fue construido sobre el Humedal Estuario Los Molles y el estero Los Coiles, los cuales con las lluvias recuperan el espejo de agua y el caudal del estero, generando la inundación de los edificios y sus jardines[4]. Pero también se han recibido denuncias de construcción de infraestructura como una ciclovía pavimentada desde el sector de Dichato hasta el interior de Vegas de Coliumo, en cuyos planos se evidencia que estaría pasando por encima del humedal [5].

En este contexto, la Ley de Humedales Urbanos cumple otra importante función: protege a las personas y comunidades al evitar que se construyan viviendas sobre los humedales. Con su delimitación y declaratoria de protección, se delimitan también aquellos espacios que no deben ser urbanizados porque almacenan agua en el subsuelo, espacios en donde, en periodos de lluvia, subirán las napas, inundando lo que se construya sobre ellos. Así, protege a las personas al impedir que habiten en viviendas en donde la humedad inunda las paredes, favoreciendo las enfermedades respiratorias que afectan principalmente a niñas, niños y personas mayores.

Como Estado debemos dar el ejemplo, dejando de construir poblaciones de vivienda social en humedales, y dejando de autorizar la construcción de condominios y urbanizaciones sobre ellosEn esta línea, la Ley de Humedales Urbanos entrega una clara orientación respecto de lugares que no son aptos para la urbanización, y así contribuye a proteger especialmente a los más pobres, a aquellas familias que sólo pueden acceder a una vivienda social, o a construcciones precarias en los suelos urbanos baratos. Otro efecto muy positivo de la aplicación de esta Ley, ha sido la limpieza y recuperación de humedales que eran vertederos informales de escombros y todo tipo de residuos, mejorando la calidad ambiental general de su entorno, y adicionando áreas verdes a la comunidad como lo han hecho las Municipalidades de Talagante, Peñaflor y El Monte en el Humedal del Río Mapocho que comparten, por entregar sólo un ejemplo.

Ahora bien, la aplicación de esta Ley no sería posible sin la existencia de organizaciones sociales que se han movilizado largamente en defensa de los humedales, como ocurre en San Pedro de La Paz, Hualpén, Coronel, Concepción, Quilicura, Batuco, isla de Maipo, Río Elqui, Concepción, Puerto Montt, Punta Arenas y un largo etcétera que recorre todo el país. Estas organizaciones han dado el ejemplo con operativos de limpieza y recolección de desperdicios, plantaciones de árboles nativos, señaléticas y protección de la avifauna, además de sensibilizar a la población sobre la importancia de sus humedales.

La Transición Socioecológica Justa que impulsa el Gobierno del presidente Gabriel Boric se construye sobre este tipo de acciones transformadoras: acciones que protegen las comunidades y los ecosistemas al mismo tiempo, respetando a la naturaleza y las familias que necesitan una vivienda social. Acciones de suman las voluntades de la ciudadanía, sus organizaciones, las municipalidades, los centros de estudio y las autoridades ambientales.  Acciones que buscan construir colaborativamente ciudades en donde se haga realidad el Buen Vivir, con un cuidado especial a aquellos grupos más vulnerables, con criterio de justicia y reparación de los daños ambientales, mediante la restauración de nuestros vínculos con la naturaleza.

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